José Leonel González Miranda

Es una novela crítica del romanticismo, pasaporte realismo, trata de la obsesión de riqueza y lujos de una mujer, Magdalena Bovari. Al final al no lograr su propósito se suicida con arsénico es cuando el marido descubre su infedelidad

Precio y espléndida novela, te sumerge en un viaje a la historia y cultura Andina, del Perú.

Es excelente libro, obligatorio para el que quiera hacer una investigación sobre la cultura Nicaragüense, la fusión del náguatl nativo y el español de la colonización española en Nicaragua, continúa la propuesta mestiza una hipótesis tradicional dentro del hispanismo, donde resulta el criollismo, hijo del español y la india. Mántica trata de mostrarlo en el ámbito lingüístico y literario, en el habla popular, en dos obras literarias El Gueguense, obra de teatro surgida en los pueblos de origen nativo, Masaya y en León, en la obra poética de Rubén Darío. En lo general propone una labor filosófica de fundamentación del como surge el ser nicaragüense partiendo de la historia, el lenguaje y la literatura. En lo concreto muestra el origen y la morfología de la lengua, el náhuatl oculto que subyace en el español del nicaragüense. Sólo me bastaría agregar que no es una síntesis de identidad armónica mestiza, como ha sido ofrecida por contener el sello colonial, conflicto que que se observa en la obra literaria de el Gueguense, terminar resolviendo el conflicto en forma cómica, un matrimonio entre las partes y la burla de fondo, en cambio en la segunda obra literaria de R. Darío, el hispanismo y la universalidad anula lo indígena. La crítica del escritor es acertada, los escritores hispanos se han dedicado a ¨las incorrecciones del lenguaje que de la misma lengua¨, él trata de rescatar lo indígena, pero Darío corre por la corriente peninsular en lo literario y cultural, el nativo es vigor y su alma es España. El conflicto cultural permanece: antivalores, exclusión y dictaduras a lo interno y a lo externo el capitalismo que reafirma la colonización cultural hispana, la nacionalidad deforme, legitimada por la literatura. Los literatos no descolonizan al Gueguense y a Rubén Darío, ambos personajes buscan el poder, terminan alienados, Darío sed de fama y fortuna y el Gueguense mentiroso y marrullero terminan siendo lo mismo que el gobernador Tastuanes. La identidad pues tiene que ser democrática y no sólo en el lenguaje, también en lo cultural y político.