Un lector curioso cuyo gusto le permite lecturas "difíciles" puede verse excluido de la posibilidad de leer la Fenomenología del espíritu. Para eso, se dice, "hay que saber Hegel". No lo creo así.
Lacan nos ha enseñado que leer en busca de la acumulación del conocimiento, impide leer. Aleja a cada uno de lo que puede descubrir ahí, a su manera, en el pequeño paso al riesgo de su encuentro con el texto. Esa operación de tropezar, detenerse, imaginar, gustar un pequeño hallazgo que es de uno solo, eso es leer.
Si realmente se lee la Introducción a la Fenomenología sin el prejuicio de creerse excluido del saber de la filosofía, y con esa aproximación donde aprehender no se confunde con aprender, habrá algún efecto de saber que si es pequeño no será sin alegría.