Fue un decepcionante collage de lugares comunes. El nivel y la calidad de las actuaciones, exceptuando las de Najwa Nimri y Lucas Ferraro, fueron de una mediocridad impresionante. Un guión rebuscado y con muchas imitaciones descaradas de aspectos ya trabajados en la serie La Casa de Papel. Está serie perdió todo su rumbo y su consistencia narrativa a partir de la temporada 3.