"La mala educación" puede resultar confusa en su trama al primer visionado, pero verla una, dos, o más veces, permite disfrutar, y mucho, el ingenioso guión articulado por Almodóvar como juego de múltiples realidades superpuestas. Arte puro. Un gran divertimento.
Gael García Bernal encarna a Juan, quien suplanta la identidad de su hermano Ignacio por fines artísticos. Luego pide que lo llamen Ángel, pues quiere reinventarse como artista, al tiempo que personifica al travesti Sahara, rol plasmado en un guión que le quiere pasar al antiguo amor de infancia de su hermano: Enrique.
Y Felé Martínez interpreta a Enrique, un cineasta homosexual que en un principio rechaza la ambigüedad identitaria de Juan, pues no cree que sea Ignacio (su amor de infancia). Sin embargo después le atraerá el alterego creado por este: Ángel.
Daniel Giménez en tanto es el Padre Manolo, pero en la realidad de la película que se filma dentro de esta película, porque luego aparece el "real" Manuel encarnado por Lluís Homar, un bisexual que fue aquel cura, pero que después intentó ser marido/padre, aunque no pudo contener su amor por Juan (García Bernal).
E Ignacio, abusado en su infancia por el padre Manolo, ya de adulto se convierte en un transexual que chantajea al otrora padre Manolo tras los abusos sufridos en la niñez...
De esta forma "La mala educación" es un caleidoscopio de identidades, ambigüedades, nombres, deseos, expectativas y sueños de estos hombres, quienes el guión finalmente va develando que solo se mueven por sus propios intereses... y claro, el deseo...