Es una gran encíclica, es una continua invitación a vivir fraternalmente, libre de egoísmos, explotaciones y discriminaciones. También nos exhorta a ser sensibles ante los enormes problemas que viven los seres humanos a causa de la injusticia social institucionalizada por muchos regímenes totalitarios en diversas partes del mundo
Es muy gratificante ver que la cabeza de la Iglesia Católica sigue firmemente la espiritualidad y los lineamientos éticos, morales y eclesiales de ese gran santo llamado SAN FRANCISCO DE ASÍS.