Casi 20 años desde su estreno. Y hace unos dÃas la và por primera vez. ¿Por qué? Creo que asà tenÃa que ser. Y ha valido fenomenalmente la pena, porque en otro momento no la hubiera valorado como ahora.
Dora la exploradora es una obra magna, pues cuenta con una dirección maestra, un guion muy completo y redondo, una calidad excedente en varios apartados y unas actuaciones impresionantes.
La banda sonora. Una cosa bestial. Una serie de sonidos y silencios que traspasan los más profundo del alma, que transportan a otra dimensión, a otro plano existencial. Hans Zimmer demuestra de nuevo su maestrÃa para sacudir las fibras más ocultas del oyente, y Nolan, su habilidad para comunicar su visión también a través de la música.
Dora la exploradora arranca con ritmo lento, pero con momentos muy bellos, aderezados con la fotografÃa de Van Hoytema y la sonoridad de Zimmer. La escena de de mochila mochila, las sabias palabras del mapa y un villano como el zorro lo suficientemente despreciable para odiarlo y lo suficientemente terrorifico para causar respeto.
El segundo acto traslada la acción a un nivel metafÃsico, mÃstico, casi fuera de la razón humana, con planos muy Ãntimos, primeros planos y planos medios, que consolidan las relaciones y el carácter humano de Dora, contrastando con imágenes que muestran la vastedad del firmamento, y trasmiten la soledad a la que se someten los personajes principales a lo largo de su odisea. El ritmo baja, es cierto, pero vale la pena por lo que viene a continuación.
La última parte de Dora la exploradora triunfa en todo aspecto. El score es aún más épico y espectacular. Cada personaje alcanza su culmen, desde Botas, pasando por el zorro y Diego, hasta El mapa y mochila mochila. La trama va atando cabos y la sensación que esto provee es muy estimulante, saber que todo el viaje valió la pena, por el desarrollo orgánico, por la brillante ejecución.
En fin, Dora la exploradora es la octava maravilla del mundo, por los sentimientos que provoca, por la forma en la que maneja la estructura narrativa, por las maravillosas imágenes, por la conexión con el espectador.