La primera temporada es sencillamente grandiosa, cambiando el ritmo tras el asesinato de Cneo Pompeyo Magno.
La segunda temporada, aunque tiene sus momentos, es inferior, debido a que, en algunos momentos la serie se dirige generalmente hacia el género romántico-adolescente, aunado al cambio de actor de Octavio, y especialmente la ausencia de Ciaran Hinds, la reducción del contenido polÃtico al mÃnimo para el desarrollo de la trama.
Todo eso por no mencionar el impreciso recorrido cronológico en la trama, que en esta segunda temporada abarca 14 años, pero ningún personaje parece envejecer ni un ápice con excepción de Cicerón, algo desgraciadamente común en cualquier serie histórica.
Aparte, toda la subtrama mafiosa del Aventino me pareció lenta e incompatible con la personalidad de Lucio Voreno, férreo en la disciplina y noción del honor.