Veo muchos comentarios polarizados, en contra y a favor, basados esencialmente en que haya una 007 mujer y negra, un Q gay, en definitiva, en que Bond dé un previsible paso al cambio de tiempos. Y eso no deberÃa ser más que una anécdota. El protagonista sigue siendo James Bond, Q sigue siendo el simpático inventor y la 007 un personaje de acción secundario.
El problema de esta pelÃcula es que es mala. Mala historia, malos diálogos, malos personajes. Escenas de acción de videojuego y frases metidas con calzador para dar un toque de humor pretendidamente British ("qué hora es? Es hora de morir"). James Bond sobreviviendo a dos tÃos ametrallándole a, literalmente, metro y medio. Ana de Armas ejerciendo de karateka en vestido de gala y tacones. Lea Seydoux escapando echando un té a la cara del soldado. La niña escapando tras morder al malo malÃsimo. Un popurrà de los peores clichés de las pelÃculas de acción. La parte romántica, a años luz de Casino Royale.
El final, y aquà confieso ser subjetivo, es aceptable para cualquier pelÃcula de acción. No para James Bond. A James Bond se le exige más. Para esta clase de finales ya tenemos doscientas pelÃculas al año. James Bond debe emocionar sin recurrir a recursos tan vistos como éste. Y si al señor californiano que ha dirigido esto no se le ocurre cómo, que eche un ojo a Casino Royale, a Skyfall o a cualquiera de las tres primeras pelÃculas de Bourne.
Eso sÃ, la pelÃcula merece la pena por los mejores veinte minutos del ciclo Craig, esa escena inicial entre las callejuelas del sur de Italia. La pena es que, pasados esos veinte minutos, la pelÃcula sea una sucesión de disparos, persecuciones e insulsos diálogos.