No te dejes engañar por las personas “cultas” y “profundas” con que es una obra maestra del cine independiente y contemporáneo, porque sólo lo hacen para quedar bien. Es una película que me costó muchísimo trabajo ver. Pensé que lo lograría en un día, pero terminé viéndola por partes en un lapso de cinco días. Te la venden como una obra maestra aclamada por la crítica, cuando su primera parte es insufrible y lo ameno llega hasta la segunda mitad.
Respecto a los actores, Adam Driver estuvo muy bien, el problema fue cuando lo pusieron a cantar, ¡Dios! Algo que no se debe repetir en un tiempo considerable. Marion Cotillard tiene buena voz, pero su papel fue dejado de lado, aun cuando parecía que tendría reelevancia. Quien sí se voló la barda fue Simon Helberg, sorprendentemente supo cómo dejar de lado el papel de Howard en la “Teoría del Big Bang” y mostrarnos su faceta dramática y seria, como actor y como músico. Es una lástima que hayan desperdiciado su talento de esa manera.
En cuanto a la música, en mi opinión sólo destaca “May We Now Start” y “Sympathy for the Abyss”, el resto de canciones no es memorable, al grado en que el espectador siente fastidio cada vez que comienzan a cantar.
Una gran historia y un gran elenco que se vieron arruinados sólo por un enorme detalle… es un musical, un terrible, terrible, musical. Si la película hubiera seguido un camino lineal, esas dos horas y media no hubieran sido eternas, incluso, pudo haber profundizado más en la trama y en los personajes, este fallo causó una aceleración innecesaria y un aburrimiento tremendo.