Hace mucho, pero mucho tiempo, en una Galaxia muy muy lejana…
Episodio IX: El Desastre de Skywalker
La galaxia yace en el caos. Lo que alguna vez fue una epopeya sobre la lucha entre el bien y el mal se ha convertido en una caricatura de sí misma. La llamada “última esperanza”, Rey Skywalker, ha demostrado ser una protagonista insípida, incapaz de llevar el peso de la historia que representa.
Bajo el mando de J.J. Abrams, la Fuerza ha sido traicionada. Lo que alguna vez fue un elemento místico que conectaba a los fans con el universo de Star Wars se ha diluido en un sinsentido de resurrecciones injustificadas y revelaciones forzadas. Palpatine regresa de la nada, simbolizando no solo la falta de ideas originales, sino también la obsesión de Disney por explotar la nostalgia sin respeto por el legado narrativo.
Disney, el Imperio corporativo, ha consumido el alma de la saga. En su intento por maximizar beneficios, han reducido Star Wars a un espectáculo vacío que prioriza el fan service y el merchandising sobre la profundidad y la coherencia. La Fuerza, metáfora de equilibrio y conexión emocional, ha sido convertida en un truco barato de magia que pierde todo significado.
El Ascenso de Skywalker no solo fracasa como cierre de la trilogía secuela, sino que también daña el núcleo de lo que hizo a Star Wars un fenómeno cultural. Rey, lejos de ser un faro de esperanza, es un recordatorio de cómo los grandes héroes pueden ser destruidos por una escritura débil y decisiones comerciales.
Y no contentos con entregarnos dos truños seguidos con este personaje de miel dá, ahora se plantean hacer otra trilogía con la dichosa Rey… ¿NO VEIS QUE LA MUY INMENSA MAYORÍA DE LOS QUE PAGAMOS LAS ENTRADAS NO QUEREMOS ESO?