Muy buen libro. De fácil lectura. Con una prosa por momentos algo repetitiva, Simon Sinek plantea la diferencia entre dos tipos de mentalidades que han venido cruzando el "campo de juego" del capitalismo moderno: la mentalidad finita y la mentalidad infinita. La primera se caracteriza por ser más bien cortoplacista y especulativa. Por el contrario, la infinita se enfoca más en el largo plazo y persigue más el prestigio, el honor y la gloria, que el rédito económico en sí mismo, aunque como el propio autor lo explica, también puede generar dicho éxito, incluso de modo más sustentable.
Para ilustrar ambos tipos de mindset, el autor brinda varios ejemplos: desde su propia relación con altos ejecutivos de Microsoft y Apple hasta la épica historia de Nikolái Vavílov, un botánico soviético que creó el primer banco de semillas del mundo y acabó muriendo de inanición, capturado sin explicaciones por el gobierno de Stalin.
Según Sinek, la mentalidad infinita nos invita a ver los negocios funcionando como un juego infinito, donde (como en el matrimonio u otro tipo de contratos) no hay límite de tiempo o puntaje acordado que decida quién gana o pierde. El objetivo principal es seguir jugando el mayor tiempo posible. Para lograrlo, las empresas deben tener una mentalidad infinita, apoyándose en las siguientes prácticas: 1) Tener una causa justa fuerte que inspire a las personas; 2) Fomentar una cultura de confianza entre sus empleados; 3) Aprender de sus rivales e inspirarse en ellos y 4) Siempre hacer lo correcto a largo plazo, no solo a corto plazo.
Personalmente, recomiendo escuchar el texto relatado por el propio Sinek a través de la app Audible de Amazon.