Nadie creería que una reina de belleza padecería los problemas de las personas comunes. Y tiene razón, para conocer la belleza de vivir bien, hay que empezar por entender y aceptar que no somos perfectos, muy por el contrario, que como seres humanos estamos llenos de defectos, por tanto debemos aceptarnos y aceptar que lo que vivimos fue parte del gran aprendizaje de nuestras vivas y para seguir debemos enfocarnos en nuevos proyectos, personas, lugares, en fin rodearnos de entornos nuevos y diferentes. En otras palabras, aprender a madurar, aceptarnos, perdonar a quien nos lastimó, enfocarnos en nuestra realización personal, llevando como estrella principal, la humildad que es la que nos hará grande a los ojos de los demás. Y, Bárbara, yo fui otra niña como tú.