Es una buena sátira. Caricaturesco e irónico, rozando lo ridÃculo. Resaltando los grandes problemas que tiene el mundo, desde el conde Olaf y sus obvios objetivos pero que aún asà puede convencer a todos, hasta el prejuicio que tienen los adultos con los niños, y la falta de confianza que tienen en ellos.
Es muy interesante.