Me quedo con el mensaje de una familia Antioqueña con valores y con afectos intensos que nos invitan a volver a la esencia en las familias que es el amor, el respeto y la comunicación. También el servicio de Hector Abbad en su profesión y cómo ser humano. Aunque haya sido un suceso real no me gusto el enfoque ni las escenas de su deceso porque lo que necesitamos en estos momentos es dar énfasis a la esperanza y a lo bueno de la vida.