Afortunadamente, cuando pareciera que no puede contarse la misma historia de otra manera, aparece Radu Mihaileanu, un director rumano que redime las calamidades del holocausto con su simpática obra “El tren de la vida”. En un par de horas, el autor relata la visión utópica de lo que hubiera sucedido si alguien advierte a los judíos que el exterminio iba a su encuentro. En este caso, como el nombre lo indica, el tren es la salvación, es entrar en un mundo de color, es la posibilidad de cambiar el rumbo de la locura humana.