Meliés utiliza todas las técnicas y talento que habÃa mostrado, apenas un año atrás, en Viaje a la Luna. A diferencia de la epopeya espacial, cargada de lunas antropomorfas y selenitas, ahora el genio nos introduce a una historia épica de fantasÃa; dónde eran cientÃficos, ahora son caballeros, donde eran extraterrestres, ahora son monstruos, y dónde los escenarios se impregnaban de la revolución industrial, ahora, son castillos medievales y reinos imposibles. La perfección en los detalles son asombros en toda la cinta (atención a la escena del sumergimiento de la ballena) lo que eleva al francés a la categorÃa de los mejores de la historia del séptimo arte. Lo malo, y triste a la vez, es que esta pelÃcula no tenga el reconocimiento que merece en la historia; una cinta que en algunos aspectos supera a su predecesora.