Una obra con relatos llenos de humanas contradicciones, como siempre las hay en las relaciones entre personas, pero con la prevalencia final de los valores que habitan en el fondo de nuestra naturaleza. Dentro de la sencillez de las circunstancias, subyace la profunda reflexión de la conciencia que es el Cristo del altar en la iglesia de Don Camilo, recordatorio de lo que debe ser la oración: un diálogo.