"Grimorio escarlata" es la magnífica obra de un escritor de inusual talento. Su segmento inicial ("Luces y sombras") brinda un delicado friso descriptivo de una zona rural en la Colombia de 1938. Una entrañable familia de campesinos compuesta por el padre Ernesto, la madre Ángela y la única hija del matrimonio, Rósalin, de ocho años, vive y trabaja apaciblemente en una de las nueve parcelas de la hacienda "San Jacinto". La pequeña nos recuerda a la niña de "El laberinto del fauno" pues, al igual que aquella, Rósalin es pura, inocente y posee una frondosa imaginación. Un 31 de octubre (día de brujas), durante una de sus ensoñaciones, y mientras juega y fantasea en el exterior de su finca, un perro negro se le aproxima. Pero ella no se asusta. El animal parece amable y con su mirada bella y fulgurante la hipnotiza. La infante lo sigue extasiada hasta un tupido bosque próximo a la hacienda "San Gregorio", propiedad de María Clemencia Díaz, una obesa cincuentona practicante de conjuros, a quien sus vecinos detestan y a sus espaldas apodan "María Demencia". En un momento de su viaje el can demuestra que es sobrenatural y comienza a hablar a la niña. Se presenta como "Lito", y con voz dulce y encantadora promete hacerle conocer un mundo de maravillas. Para sellar su amistad, antes de evaporarse entre el follaje, dejará un obsequio a su flamante amiga: una ocarina para que Rósalin disfrute con su música. Pletórica de alegría, la chiquilla retorna a su casa. Pero el regalo es un engaño, un artilugio fatal que traerá su desgracia y la de sus padres. "Lito" no era un perruno amigo mágico sino un ente repugnante. En realidad se trata de un holograma creado por la pérfida María Clemencia, que con sus maleficios busca asesinar a sus vecinos para adueñarse de sus parcelas. Y ocurre que la malvada es una iniciada de la sórdida hermandad "Isvaráth", que ejecuta hechizos basada en las instrucciones de un libro esotérico: el "Grimorio escarlata".
Una sucesión de cuentos breves notablemente hilvanados, un conocimiento cabal del tema tratado, y una pluma de fina prosa, hacen de la lectura de este libro una gratificante experiencia. Muy, pero muy, recomendable.