Es de las series más reales y más apegadas a la realidad que he visto. Muestran la adolescencia tal cual es, con sus pro y sus contras. La relación de Simón y Wille es de lo mejor: sincera, cariñosa, entre otros aspectos más. El final me encantó, ver cómo los dos personajes principales tienen dos puntos de vista válidos, en donde la lucha es de escoger entre el deber o el amor, y es maravilloso pero aún asà me dejo sin estabilidad emocional por ello es necesario una segunda temporada y hasta más. De las mejores series que he visto. La segunda temporada se la merecen los personajes, los actores y nosotros la audiencia