Alan Rolon

Nunca me hice expectativas sobre lo que nos deparaba Halo Infinite, preferí verme sorprendido y así fue. La manera en que abordan la narrativa es loable, desde el primer instante todo es una interrogante y las respuestas sólo se encontrarán (todos lo sabemos) en la misteriosa instalación Forerunner que vaga rota por la galaxia. Los personajes son entrañables, incluso los muertos (el detalle de agregar extractos de audio nos permite empatizar con sus cadaveres). El desarrollo del piloto de Eco 216 es una muestra de la dedicación con la que 343i elaboró esta historia y sus protagonistas, muy superior a lo que hizo en el 4 y el 5. La mecánica del juego, por otro lado, fluye y es intuitiva con el entorno por el que se mueve el Jefe al explorar el anillo o al luchar contra los desterrados. Por fin se me hizo realidad ser un Spartan acechando campamentos de sanguinarios alienígenas. Breve detalle subjetivo, amé la velocidad con la que el pequeño Mongoose recorre los senderos de Zeta Halo. Lo considero mi vehículo predilecto para descubrir los secretos escondidos en la superficie y las montañas artificiales. Hablando de vehículos, sí me hizo falta que los marines conducieran mientras disparo la torreta del Warthog. No tengo quejas respecto a las armas, no extrañé ninguna ausencia. De las que están, cada una tiene alguna función en específico para este o aquel enemigo, con pocas excepciones. Quizá pude haber completado la campaña con unicamente cuatro, si nos ponemos exigentes, pero incluso el diseño sonoro de sus disparos y el efecto de muerte que le provocaba a cada blanco alcanzado me obligaba a desear apretar el gatillo con todas. Halo infinite, secuela y reinicio espiritual de todo Halo, es el videojuego que el Jefe se merece. A pesar de su esencia de prólogo hacia los eternos y la verdad oculta de los Forerunners, más que de culminación de la trilogía del reclamador, este Halo se centra en el héroe humano y vulnerable, ese que es más que maquinaria militar, para atestiguar sus sentimientos, no sólo hacia Cortana, sino hacia el sentido de su vida, Halsey, sus compañeros Spartan y demás colegas de guerra. El contraste con sus apariciones en otros juegos es notable. La nostalgia y el esfuerzo de 343i son los pilares para que este juego sea lo que es, personalmente ya es mi campaña favorita, superior a la trilogía original (de la cual Infinite bebe sus mejores aspectos). Es casi todo lo que alguna vez, ilusionado por el misterio Forerunner, imaginé de la epopeya del Spartan. Ahora sólo nos mantenemos a la espera de lo que venga con los presuntos DLCs mientras terminamos de explorar Zeta Halo