The Circle tiene un concepto interesante de reality show, pero, en mi opinión, se pierde en su intento de satirizar la cultura digital actual. Aunque el programa empezó a realizarse en 2020, su contenido y las interacciones de los participantes se enfocan en una época pasada, aproximadamente entre 2008 y 2015. El programa exagera tanto las interacciones virtuales que termina siendo más una parodia que una representación realista de cómo nos comunicamos en las redes sociales. El uso constante de "hashtag" para terminar frases y la descripción de emojis como "emoji manos a la frente" se siente forzado y artificial. Mientras que la idea de reflejar cómo las redes sociales afectan nuestras relaciones está bien planteada, la manera en que lo hace resulta tan exagerada y repetitiva que deja de ser entretenida.
Esta sobrecarga de lenguaje digital, que funciona más como un chiste constante que como una forma genuina de interactuar, convierte a The Circle en un show que se siente limitado por las tendencias de la época en la que fue creado. Para los que estamos acostumbrados a una evolución constante de la cultura digital, este enfoque parece anacrónico y hasta incómodo de ver. Si bien al principio puede parecer una crÃtica interesante al uso de las redes sociales, pronto se convierte en una carga para el espectador.
Al final, The Circle se aleja de ser un reality emocionante para convertirse en un "meta-reality" demasiado centrado en las exageraciones del mundo digital, perdiendo por completo la conexión emocional que podrÃan haber logrado los participantes si se hubiera enfocado más en la interacción humana genuina.