Con mucha ilusión esperé el estreno de la nueva serie de los juguetes favoritos de mi infancia. El tÃtulo, de por sÃ, era prometedor. Revelation. El tráiler presentado acompañaba el entusiasmo. Fue asÃ, q junto a mis dos hijos nos sentamos frente al tv para disfrutar de nuestro Campeón. He-man. El comienzo parecÃa estar a la altura. Acción, personajes entrañables sumado a las artes y técnicas de estos tiempos. Todo parecÃa ir bien. Pero solo fue una entelequia. El protagonismo fue derivado a un personaje secundario, sin alma ni espÃritu, solo refrendado por la necesidad de estos tiempos de sentirse progresistas porque sÃ. La trama se fue desilachando a un ritmo alarmante, sin sentidos por doquier, apelando a golpes bajos (muertes de personajes), etc. Mientras tanto, el protagonista. Bien gracias. Apariciones esporádicas e inútiles. Pero faltaba lo mejor, el pináculo del sinsentido. El final del último capÃtulo rosa lo absurdo y lo dantesco.
TodavÃa sigo esperando, lo prometido. Ver a aquel prÃncipe de Eternia empuñar su espada y gritar "Por el poder de Grayskull. Ya tengo el poder". Sigo esperando a He-man.