Si Dolemite fue un soñador empedernido, Murphy lo lleva a la esfera de lo fantástico. Esta pelÃcula ahonda en esa cultura que flotaba en los años 70 entre humoristas natos, maravillosos sonidos, blasfemias y vulgaridades, vestuarios extraordinarios y especialmente juegos de palabras. Buenos personajes que nos conectan con una realidad que muchos han pretendido ignorar y cada vez se hace más visible.