Es una historia de iniciación tardÃa, sobre el terrible peso de hacerse mayor, aunque sea con los 40 más que cumplidos. Es el viaje de Fúsi, con serios problemas en sus relaciones con los demás. Asocial, incómodo en su trato con el resto del mundo, vive con su madre, y se mantiene gracias a un trabajo gris y su pasión por los juegos de guerra ambientados en la Segunda Guerra Mundial. Las únicas relaciones más o menos normales que maneja son con un conocido que comparte su pasión por los juegos bélicos, un locutor de radio al que llama todas las noches.
El protagonista vive en la más destructiva de las soledades, destinado a pasar por este planeta sin pena ni gloria. Su aspecto, su forma de vida, incluso su ocio, están completamente fuera de la lÃnea recta. Pero esta condición de outsider no es por rebeldÃa ni por odio nihilista. No hay ni un ápice de misantropÃa en la posición vital de Fúsi. Él ha aceptado su identidad. Es el resto del mundo el que tiene un problema con alguien como el protagonista.
Cuando una mujer extrovertida y una niña de 8 años entran inesperadamente en su vida, se ve obligado a dar un salto.
Kári perpetra una cinta a base de contrastes: el frÃo islandés contra la calidez de su personaje principal, el imponente aspecto de Fúsi contra su esencia de niño grande, el pragmatismo inocente del protagonista contra la estupidez generalizada.