Lamentablemente se convierte en otra historia trillada de vampiros con un tono demasiado empalagoso en la constante crÃtica a la religión católica, en esta oportunidad Flanagan perdió el rumbo del caracterÃstico suspenso realista que habÃa sido el éxito de las series anteriores. El uso de sangre desmedida cómo cliché del terror resulta vergonzoso para un director de su nivel. Que lástima!!