Moisés Antonio Fonseca Beltrán

Es una película con un sello muy característico de la década que recién había terminado, de 1980. Hereda un gusto por la trama sencilla y el trabajo que recupera y rejuvenece un guión muy utilizado, el del vampiro. Trae el mito y la tradición hasta una urbe actual y moderna. Enfrenta los conceptos arcaicos (medievales) del terror y la crueldad, con los que actualmente sentimos. Comparación que nos dice que al final, son los mismos. Es casi la alegoría de enfrentar al poder aniquilante de un vampiro clásico, con el poder avasallante de la mafia. La seducción y la inmortalidad del ser sobrenatural, con el glamor de dinero malhabido y la admiración del resto de los mortales. En ambos casos, la corrupción del cuerpo, el alma y toda nuestra humanidad. Una cinta que enfrenta a dos antihéroes. A dos poderes siniestros. En donde sólo la corrupción del más astuto sobrevive. Pero al fin y al cabo, corrupción. Sin duda, una película para ver, recomendar y comentar. Bueno, eso digo yo. Saludos desde la Cd. de México.