Al principio no me gustó. Si bien las historias que relata, que sirven de fundamento a la historia central, son interesantes, no me gustaba el estilo. Ya algo avanzada la novela, por suerte antes de que cambiara el relator, comenzó a intrigarme. Y por ende, a intentar descubrir la respuesta a algunas preguntas. Si bien las respuestas no son difíciles, son coherentes con los indicios del relato. Pero igualmente algún bache tiene. Lo interesante que logró la novela fue plantearme de qué lado estaba yo como lectora: ¿de lado de la víctima o del victimario? Da vuelta algunos lugares comunes lo que permite dar lugar a dicha pregunta. A mí entender, no hay una dicotomía ética del tipo bien-mal. Los personajes están bien pintados. Las emociones y sentimientos de los personajes también. Esto mune de solidez a la trama.