“La película perdida”. Solo se salvan la fotografía y el entorno griego. El doblaje de lo peor. Impide conectar con la película o los personajes. El guion aburrido durante la primera hora y cuarto y de serie B en los últimos 45 minutos. El Jazz se introduce con calzador y la sensación general es de ganas de que termine pronto, pero se alarga y se alarga, lenta y absurda, hasta cansarte. Matt Dillon inexpresivo y con mirada vacuna en todo momento. Vaya fiasco.