Cada libro cumple una función y en ficción, el entretenimiento es importante. El tema del hundimiento del Titanic no parece pasar de moda y la suplantación de personalidad a partir de una desgracia real, como se puede leer en la novela EL HIJO DEL PELUQUERO, de G. Bakker, es algo que puede pasar (y que si se investiga un poco sobre el número anual de "desaparecidos" que rehacen sus vidas, es escalofriante), y las historias superan la imaginación de los escritores.
Divertido y "moderno" en cuanto a la vuelta que se le da a la personalidad de personalidades convertidas en personajes. Me gustó saber el tráfico humano que hubo (básicamente de hombres jóvenes) buscando un futuro mejor al otro lado del océano y encontrando una vida de esclavitud y abuso. Qué poco se habla de los que volvieron con los sueños rotos y de las viudas de los vivos que no tenían manera de librarse de su señor esposo por culpa de las leyes. La lucha de los derechos lleva demasiado tiempo estancada. Está bien que aprendamos cosas sin que nos quieran dar lecciones magistrales. Hay autores que para hacer una novela vomitan todos sus conocimientos sobre un tema y necesitan demasiadas palabras para avanzar poco. Con este libro pasa lo contrario. Recomendable.