Es una lectura que habiéndola descubierto en mi juventud, nunca desprecio la oportunidad de volver a practicar.
Un logro del genio de Alejandro Dumas, que sin dejar de lado la prosa que lo caracteriza, logra mediante está magistral obra definir una sola palabra: venganza.
Y no solamente para saldar pendientes del protagonista, sino también de más de un personaje que durante el desarrollo de la lectura son despojados de distintas posesiones, materiales o no.
Es inevitable sentir coraje, celos, regocijo, angustia, ansiedad y hasta amor.
No es, sin embargo, mi autor favorito, aunque está bastante cerca.