SPOILER: La miniserie pretende que aceptemos que un sacerdote, en pleno siglo XXI, jamás oyó hablar de un libro llamado Drácula o Carmila. Ni vio nunca una pelÃcula o fotogramas relacionados a la temática (y eso que hay cientos), y se confunde a un vampiro con un ángel.
Lo propio hacen todas las personas de un pueblo de 127 habitantes… No tienen idea de lo que es un vampiro.
También hay que aceptar que se puede trasladar un vampiro en un baúl (en pleno siglo XXI, insisto) de paseo desde Israel hasta una isla en EE.UU. Sin que nadie lo descubra… En fin… Se tomaron algunas licencias.
Claramente, intentaron colgarse (con aroma a cuasi plagio) de historias similares, fundamentalmente de Stephen King (Chapelwaite, Salem’s Lot) para contar una historia que tiene que ver más con un drama filosófico de religión y fanatismo, que con el género de terror, propiamente dicho.
Una pérdida de tiempo.