¿De verdad que un famoso disfrazado haciendo playback, con el autotune al máximo y un jurado hiperventilando por saber quién será, gusta al público? Lo único meritorio es el trabajo de los atrezzistas, bailarinas y sastres. Lo demás no hay por donde agarrarlo. Va a ser verdad lo de "coman basura, tantos millones de moscas no pueden estar equivocadas".