A diferencia de su trabajo anterior, Ducournau nos presenta un guión que no termina de cerrar del todo. En lo positivo; pasea por diferentes géneros que hacen que la pelÃcula no sea aburrida en ningún momento.
Tiene escenas bien realizadas (que aun que no son una estética constante) que dan mucha información solo con su secuencia.
La idea, no es algo que veamos todos los dÃas en el cine.
El personaje de Vincent Lindon tiene una muy buena construcción se desarrolla muy bien y se comprenden a la perfección sus motivaciones. Las actuaciones de los protagonistas.
En lo negativo; Al incursionar en diversos géneros y en la búsqueda de no tirar el guión, la pelÃcula no da la sensación de tener un desenlace, y se siente más como si quisiera terminar en los últimos minutos su historia.
A pesar de que las actuaciones son muy buenas, el personaje de Rousselle no tiene la misma construcción que el de Vincent, y no tiene un buen trasfondo que justifique su acción en cámara.
La metáfora del titanio (cuya da nombre a la pelÃcula) termina no siendo tan simbólica y además de perderse se siente muy rebuscada.
Las escenas que deberÃan de causar impacto tampoco son llevadas al extremo, como cuando se rompe la nariz. Quizá son más apegadas a la realidad, pero después de preparar la escena unos segundos, el espectador se queda con las ganas de ver algo realmente impactante.
A pesar de ser ficción llega a ser absurdo como Rousselle logra salirse con la suya sin que nadie frustre sus planes, además de que nunca se explica de donde viene la idea del sexo con autos, por qué tiene un bebé ni cómo es que nadie encuentra extraño que siempre este cubierta de fluidos negros.
Una idea interesante que tiene pequeños agujeros en el guión que la hacen sentir inconclusa.